El temor de ser el próximo en recibir la noticia de que su familiar falleció a causa del COVID-19 se apodera de las personas que este domingo se reúnen en el hospital infantil Luis Eduardo Aybar.
El centro se ha visto en la obligación de habilitar otro furgón, junto al que ya tenían, para conservar los cuerpos de los fallecidos, debido a que el hospital aun no cuenta con una morgue.
A primeras horas de la mañana, un carro fúnebre retiraba un cuerpo de uno de estos dos furgones que tienen una capacidad para albergar nueve personas cada uno. Mientras que, familiares preocupados esperaban noticias sobre su paciente.
“Cada vez que uno ve que sacan uno así (un fallecido), uno piensa que es el de uno, de una vez”, dice entre lágrimas Leonidas Fermín Alcántara, quien desde hace una semana tiene ingresado en este centro a su esposo Eustaquio Severino, de 64 años.
Fermín aseguró que durante el primer día ingreso de su esposo vio que más de 14 cuerpos eran depositados en los furgones.
“Esto aquí no es fácil, el primer día aquí sacaron más de 14 muertos, en un solo día . El que está aquí vive en pánico, cada vez que aquí sacan una persona y uno sin información de su paciente, eso es algo fuerte”, narró a Diario Libre.
Fermín, residente en Villa Altagracia, agradece a Dios que hoy le darán el alta a su esposo, sin embargo no evita ponerse en el lugar de las personas que se quedarán.
“Dios es muy grande y poderosa, ya el mi esposo se va hoy, así yo le pido al señor que todo los que estén ahí que salgan sanos, esto no es fácil , es un proceso fuerte”, señaló.