Mulegé, México . – Los trabajadores mexicanos del turismo y sus clientes han vuelto a regocijarse con la visita de la colosal ballena gris. La reducción de los contagios de covid-19 les permite recuperar ingresos y concretar el anhelo de conocer al cetáceo.
“Es el mejor día de mi vida. Ya había soñado antes con ballenas (…) , tenía muchas, muchas ganas de estar” cerca de ellas, dijo a la AFP Wilbert, turista mexicano, sobre estos animales que viajan unos 9.000 km durante tres meses para aparearse en las aguas cálidas de la costa oeste de la Península de Baja California y del Golfo de California.
Procedentes de los mares de Bering, Chukchi y Beaufort en Alaska, miden hasta 15 metros de largo y pesan en promedio 30 toneladas.
“Se portaron muy bien las ballenas, nos regalaron mucha emoción”, añadió Wilbert, quien viajó desde Oaxaca (sur) hasta el santuario de la Ballena Gris de la Reserva de la Biósfera El Vizcaíno, en Mulegé, Baja California Sur (noroeste).